Estrasburgo, una ciudad mágica

Estrasburgo es una de esas ciudades que parecen salidas de un cuento. Con su destacado patrimonio (incluido en la lista de la UNESCO), sus casas con entramado de madera, sus callejuelas, sus placitas pintorescas, sus canales y puentes, Estrasburgo se convierte en una ciudad maravillosa y en una de las ciudades francesas de carácter más germánico.

La Petite France es el barrio más famoso de Strasbourg, esta zona es un pintoresco entramado de calles, canales y representativas casas encantadoras de los siglos XVI y XVII, y constituye el casco antiguo de la ciudad. Pasear por La Petite France te salpica de encanto y mágia.

Por otro lado, la Catedral de Estrasburgo es una joya del arte gótico en Francia. El escritor francés Victor Hugo decía que la Catedral de Estrasburgo era “un prodigio de todo aquello que es monumental y delicado a la vez”. Con sus 142 metros de altura culminados en la cruz cristiana, la Notre Dame de Estrasburgo es una obra maestra del estilo gótico.

Además, junto a la catedral hay que hacer una parada en la Casa Kammerzel, una casa del siglo XV con tres plantas en voladizo y un desván de tres niveles. Y hay que detenerse para contemplar la riqueza decorativa de la fachada, con motivos profanos y sagrados, inspirada en la Biblia.

Estrasburgo es, además, capital de Navidad. Con su ámbiente y decoración la ciudad vive en una Navidad infinita.

Una visita obligatoria es una taberna típica donde reina un ambiente cálido y cordial. Houcroute, baeckeoffe, tarta flameada, spaetzle, foie gras… las especialidades tradicionales se degustan particularmente en los winstubs. 

La rica historia y cultura que construyó esta mágica ciudad la han hecho única. Encanto, belleza, historia y comida, me capturó tan rápido que se ha convertido en uno de mis sitios favoritos de Europa.